Recientemente, a través del Master que estoy cursando sobre Comportamiento Organizacional, he tenido la oportunidad de profundizar sobre el concepto de Psicología Positiva, que fue definida por Martin Seligman en 1999, uno de los principales impulsores de este movimiento, como “el estudio científico del funcionamiento humano óptimo”.

Tanto Seligman, como Mihail Czikszentmihalyi, en la revista American Psychologist de Junio de 2000, sugerían “un cambio de enfoque desde la preocupación sólo en solucionar las cosas que van mal en la vida, a construir cualidades positivas”.

Sheldon y King (2001) afirman que la Psicología Positiva es el estudio científico de las fortalezas y virtudes humanas. Para ello, resulta necesario inicialmente contar con una clasificación de las principales fortalezas y virtudes cívicas de las personas que permita medirlas e incrementarlas.

Como resultado de los trabajos realizados por Seligman y sus colaboradores (1999) en relación con las características de la buena vida y los aspectos básicos de los estados subjetivos positivos, se han recogido 17 características de la vida positiva que son: Amor e intimidad, Auto-regulación de la conducta, Ayuda a otros/altruismo, Bienestar subjetivo, Conocimiento y comprensión de áreas de la vida “fuera” de unjo mismo, Coraje, Creatividad/originalidad, Espiritualidad, Gusto estético, Individualidad, Integridad/ética, Juego, Liderazgo, Mentalidad de futuro, Sabiduría, Ser un buen ciudadano y Trabajo satisfactorio.

Este listado tiene un carácter descriptivo, no prescriptivo, en el sentido de que simplemente caracteriza los elementos que forman parte de los estados positivos.

A pesar de que la Psicología Positiva se ha convertido en el mayor movimiento dentro de la psicología en el siglo XXI, cuenta igualmente con gran número de detractores que la tildan de epifanía, brujería, frivolidad, cosmética, mala fe, revelación, literatura basura, industria de la felicidad, “hapiologos”, legión de coaches, oradores motivacionales y emprendedores de la industria de la autoayuda. Entre otras, esgrimen las siguientes razones en contra de este movimiento:

  • Pretendido carácter científico, falta de evidencia, su deriva hacia literatura de autoayuda que la ubica alejada de la ciencia, etc.
  • Por otro lado, se presenta el positivismo como una tiranía, una especie de mantra o eslogan que, lejos de conseguir su propósito, aumenta la presión sobre las personas que no se sienten felices e incrementar su sentimiento de infelicidad.
  • Cuestiona la relación de la Psicología Positiva con el funcionamiento inmunitario y la salud, apoyándose en estudios que muestran que el pesimismo predice la salud tan bien como el optimismo.
  • Se critica la sustitución de la felicidad por el concepto de bienestar y sus intentos de medición a través del crecimiento personal.
  • Sitúa su origen como producto surgido en el contexto de la sociedad de bienestar, hiperconsumista y capitalista
  • Se cuestiona que la Psicología Positiva sea nueva y recoge sus antecedentes en la cultura religiosa tradicional estadounidense, en la psicología humanista, en la propia Biblia (en lo referente al ejercicio de la gratitud, el perdón y el escrutinio de pensamientos negativos).
  • Menciona que no se prestan atención a otros factores económicos, relacionados con la libertad, con la igualdad y el clima social o con la presión demográfica.
  • Se cuestiona que rasgos y procesos psicológicos como el optimismo, el perdón y la bondad sean inherentemente positivos y beneficiosos para el bienestar ya que los procesos positivos pueden ser a veces perjudiciales y, por lo tanto, todo depende del contexto, lo cual nos lleva a la psicología de siempre.
  • La Psicología Positiva ha introducido una división dentro de la psicología, colocando a la tradicional en el bloque de la psicología negativa.
  • Por otro lado, se apunta que la apuesta por un mundo repleto de oportunidades y por una actitud posibilista para ser y conseguir lo que quieras, puede llevar a una epidemia de narcisismo y puede haber contribuido a la crisis económica actual, derivada del optimismo de políticos, expertos financieros y gentes de todo tipo. La persecución de felicidad puede producir resultados negativos si es desmesurada.
  • Se propone como alternativa más realista y responsable el pesimismo defensivo que consiste en ponerse en lo peor como estrategia para ayudar a que personas preocupadas puedan dominar su ansiedad.
  • Se cuestiona que la felicidad y el bienestar tengan solvencia como para fundar una ciencia y que la felicidad sea un campo privativo de la psicología además del principio sobre el que gravita la vida. Se mantiene que la psicología positiva sigue una definición de felicidad reducida a placeres y satisfacciones de tipo subjetivo y vinculada a la parte sensible, en contraposición a la felicidad como concepto metafísico y teológico vinculado al destino y lugar de cada persona en el mundo.

En cuanto a los argumentos a favor de la Psicología Positiva:

  • En primer lugar, se mencionan expertos simpatizantes de la Psicología Positiva que en muchos casos tienen una trayectoria investigadora que no merece apelativos descalificadores.
  • Limitar la génesis del pensamiento positivo a la idea norteamericana de la superación individual y a las narrativas de éxito, implica un análisis reduccionista en el que no se tiene en cuenta que está científicamente comprobado que algunas necesidades psicológicas y emociones básicas están ligadas a la satisfacción vital.
  • Se reconoce que el término de Psicología Positiva es fuente de malentendidos. Se aprueba que hablar de emociones positivas y negativas es criticado, que la influencia del contexto debe ser considerada y que esta distinción no tiene sentido moral. Sin embargo, esta distinción está validada respecto a sus bases psicológicas, neurofisiológicas y filogenéticas.
  • En relación con el grado, efectivamente se admite que un valor extremadamente elevado del estado emocional de felicidad puede tener efectos paradójicos y, por lo tanto, se apuesta por las dosis óptimas positivas, vinculadas con resultados dentro del marco de la investigación científica.
  • El hecho de que conceptos de la Psicología Positiva hayan podido ser analizados históricamente, no agota la posibilidad de que sean investigables.
  • Frente al pretendido objetivo de la Psicología Positiva de convertirse en una ciencia universal a pesar de basarse en los resultados obtenidos en las sociedades occidentales, existen estudios sobre diferencias transculturales que muestran cómo los distintos conceptos tienen distinto peso en la salud o bienestar según las culturas.
  • La Psicología Positiva ha introducido gran número de elementos vinculados con las transacciones humanas que le alejan de un modelo individualista, vinculado al capitalismo y al libre mercado. La Psicología Positiva ha puesto de manifiesto medidas sólidas que demuestran la escasa contribución del dinero para aumentar el bienestar emocional. Además, las medidas de bienestar subjetivo son indicadores sensibles de las desigualdades sociales, la pobreza o las desigualdades.
  • No existe ninguna aseveración científica de la Psicología Positiva sobre el poder curativo del positivismo, sólo su vinculación con indicadores físicos de salud (ansiedad, dolor, adherencia a los tratamientos, etc.)
  • La psicología no debería limitarse a la reducción del dolor, los déficits o los síntomas, sino moverse hacia modelos basados en mejorar la vida de la gente y desarrollar sus competencias y fortalezas. Sobre la búsqueda de la felicidad como tiranía, nadie está obligado a ser feliz. Las teorías sobre el bienestar psicológico tienen un carácter descriptivo, no normativo.

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Después de leer estos argumentos, ¿tú, qué piensas? ¿es interesante estudiar y analizar los rasgos y cualidades humanos que pueden llevarnos a un alto grado de satisfacción con la vida?

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