Quienes me conocéis, sabéis que mi desempeño laboral se desarrolla en Bilbao Metropoli-30, una asociación público-privada con casi 140 entidades y empresas asociadas que tiene como objetivo aportar a sus socios y con sus socios, una reflexión transformadora y estratégica para el futuro del Bilbao Metropolitano orientada al largo plazo.

Aunque en Emotional Fabrika publico contenidos vinculados con temáticas de inteligencia emocional, valores, gestión de equipos, ética… en este post he querido hacer una excepción para compartir una noticia relacionada con Bilbao Metropoli-30. Se trata de mi reciente nombramiento como Directora de esta Asociación a partir de este mes de mayo. En este artículo, me gustaría compartir con vosotros/as mi trayectoria en esta organización y cómo afronto esta nueva etapa.

Me siento muy orgullosa de haber trabajado en Bilbao Metropoli-30 desde prácticamente su constitución, en febrero de 1992. En aquel entonces, me presenté a una oposición para una empresa municipal llamada Promobisa pero, lamentablemente, tras finalizar el proceso de selección, en el momento en que me comunicaron que había sido la candidata elegida, me informaron igualmente de que esta incorporación quedaba congelada por limitaciones presupuestarias.

Unos meses más tarde, a punto de conseguir mi primer empleo en otra empresa, el que era entonces Director de Promobisa, Alfonso Martínez Cearra, se puso en contacto conmigo para que me incorporase a la nueva iniciativa de la que él mismo se hacía cargo. Acepté.

Entré en Bilbao Metropoli-30 como Secretaria de Dirección, gracias, entre otras cuestiones, a mi conocimiento de idiomas. A partir de ese punto y a lo largo de estos casi 30 años, cursé mi Licenciatura en Ciencias Políticas en la UNED, un Master en Comportamiento Organizacional y, tras los años más exigentes de la maternidad, me embarqué en el Grado de Psicología en la UNED, que ahora mismo estoy finalizando.

A lo largo de este periplo, siempre he tenido claro que mis estudios no podían bajo ningún concepto interferir, ni en mi vida personal, ni en mi vida laboral. Y creo que lo he cumplido. Sin embargo, compatibilizar los estudios con la familia y el trabajo no es fácil. Le robo tiempo al tiempo. Al sueño, fundamentalmente. Y también he desarrollado una férrea disciplina para aprovechar cualquier momento libre para desplegar mis libros y concentrarme en ellos, prácticamente de manera instantánea.

No os lo cuento como un mérito. Solo quienes viven conmigo son testigos de la cantidad de horas y esfuerzo que dedico a estudiar pero, lejos de ser una carga (que también), disfruto aprendiendo. De hecho, estudiar me obliga a acallar mi auto-diálogo de tareas pendientes y obligaciones y entiendo que provoca en mí un efecto similar al del mindfulness, que impulsa y practica mi amiga Susana Zaballa. Me obliga a centrarme en la lectura, en el aquí y ahora y a dirigir mi concentración a los temas académicos.

Por otro lado, esta ultra-exigencia ha hecho posible conseguir estos objetivos que me he propuesto, aunque no sea oro todo lo que reluce. Curiosamente, tengo dificultades para no hacer nada. Soy consciente de que no es saludable. A pesar de ello, afortunadamente, soy capaz de desconectar de mis obligaciones, cuando entran en juego mi familia y mis amigos/as. Cuando estoy con ellos, lo hago plenamente y, sí, soy capaz de disfrutar y divertirme.

Volviendo a mi periplo, desde mis inicios como Secretaria, he ido desempeñando distintos puestos en la organización, cuando las circunstancias de la misma me han permitido hacer una aportación de valor desde distintas posiciones: Relaciones Externas, Responsable de Proyectos y ya desde 2017, Subdirectora General.

Asumo la nueva responsabilidad de la Dirección con un gran compromiso y con muchísimas dosis de ilusión. Las dos cuestiones están unidas a una única razón y es que creo sinceramente en este proyecto.

Mi designación coincide precisamente con el 30 aniversario de Bilbao Metropoli-30 y al igual que ocurrió en el momento de su nacimiento, esta circunstancia se produce en un contexto de crisis.

Soy consciente de que la crisis derivada de esta pandemia hace que resulte difícil encontrar espacios para utopías y visiones de futuro.  Sin embargo, si nos falta el ímpetu de soñar, dejamos de luchar por un futuro mejor y de imaginar cómo debería ser. Necesitamos soñar nuestro futuro.

Por otro lado, durante estos días he ido comunicando mi nombramiento a mis antiguos compañeros/as (Javier, Iñigo, Saioa, Leticia, Arantza…) y a las personas que trabajan estrechamente con la organización y todo lo que he recibido han sido felicitaciones sinceras y llenas de cariño. No tengo más que palabras de agradecimiento por el grandísimo número de buenas personas y profesionales que me he encontrado en el camino en estos 30 años. Esto, por un lado, me reconforta, pero al mismo tiempo, acrecienta mi sentido de responsabilidad.

Entre mis cimientos para afrontar este reto, cuento con el apoyo incondicional de Adiran que vive y comparte conmigo todas mis aventuras. Además, cuento con aferrarme a mi voluntad, a mi ilusión y, de manera muy especial, a mi equipo: a Elena, Ainhoa, Ana, Iranzu y Carlos. Con ellos, comparto esta aventura, en la misma trainera, bogando juntos/as.

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Eskerrik asko por compartir conmigo estas vivencias. Besarkada bat.

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