La pasada semana la librería Milo’s de Barakaldo me invitó a participar en una mesa redonda, moderada por el escritor Mikel Alvira, junto con otras dos escritoras: Itziar Mínguez y Margot Recast para compartir con el público asistente nuestra experiencia en el mundo de la escritura.

¡Qué bonito compartir con otras colegas (Itziar, veterana escritora y poetisa, ¡ahí es nada! y Margot, escritora novel y auto publicadora como yo) sueños, dudas e ilusiones! Ahora te lo cuento…

Pero antes, me gustaría agradecer a todas las personas que asistieron y a Santiago Loizaga, quien ejerció de anfitrión del acto, junto con su mujer Mila y el resto del equipo de Librería Milo’s, haberme invitado a participar en este coloquio. Igualmente, quiero poner en valor su apoyo, no sólo a mí, sino a muchas personas de Barakaldo que se lanzan al mundo de la escritura, por darnos un voto de confianza aceptando colocar nuestras “criaturas” en sus baldas, etiquetándolas visiblemente con el cartelito de “autor/a de Barakaldo” para que quienes se acercan puedan distinguirlas claramente y, ¡quién sabe!…, en un gesto de cariño o de “barrer para casa” adquirir nuestras obras.

En cuanto al coloquio propiamente dicho, la verdad es que resultó una experiencia deliciosa y en este sentido, quiero mencionar el papel protagonista de nuestro moderador, Mikel Alvira.

A pesar de ser escritor y de Barakaldo, yo tuve la oportunidad de conocerle esa misma tarde y su presentación y moderación del acto fue absolutamente brillante. Lamentablemente, estoy acostumbrada a asistir a presentaciones en las que, aunque el conocimiento técnico esté garantizado, quienes presentan, digamos… que no brillan en el arte de la oratoria y por ello probablemente valoro cada vez más toparme con personas capaces de comunicar, de conectar, de transmitir y de emocionar a la audiencia. Pues bien, eso es lo que Mikel consiguió el pasado miércoles: crear un clima familiar, de cordialidad, humor y complicidad, en familia, entre quienes hablábamos de nuestra aventura y quienes nos escuchaban y participaban con sus preguntas y comentarios.

Lo que me ha impulsado a escribir este post es que en aquel strip-tease de la semana pasada, he tenido la oportunidad de analizar mi aventura literaria desde una perspectiva diferente de cómo lo he hecho hasta ahora.

Desde la publicación de “Y te reirás de los peces de colores” el pasado mes de diciembre de 2014, las presentaciones públicas en las que he participado estaban orientadas a hablar de mi novela, pero, hasta el otro día no me había parado, curiosamente, a analizar mi recién establecida relación con el mundo de la literatura.

Las preguntas de Mikel me sirvieron para hacer un trabajo de introspección y de auto-análisis en formato “aquí te pillo, aquí te mato” y en público. Esto me ayudó a revelarme a mí misma algunos de los hilos que, sin ser plenamente consciente, me han impulsado a escribir, a compartir y finalmente, a publicar mi novela y que me dispongo a compartir aquí contigo:

  1. Hasta ahora siempre había pensado que había sido la convalecencia a consecuencia de mi fractura de rodilla la que había hecho posible que yo escribiera mi novela. Sin embargo, ante las dudas/cuestiones de Mikel al respecto, me he dado cuenta de que, probablemente, aunque las circunstancias no me hubieran “regalado” un mes de aislamiento y postración, yo habría acabado escribiendo “Y te reirás de los peces de colores”. Para cuando me caí, ya existían 20 hojas de la novela. Mi criatura ya estaba pugnando por salir y me gritaba desde algún lugar recóndito de mi misma, que tenía que escucharla.
  2. Otra cuestión interesante de la que me he percatado es que, en mi caso, para cuando me dispongo físicamente a escribir, mi mente ya ha estado barruntando las ideas y las palabras. Como ocurre con las metas que, a decir de los expertos, son vividas dos veces: una, cuando las imaginas y otra, cuando las vives. En mi caso, la novela va tomando cuerpo en mi cabeza (mientras me lavo los dientes, mientras voy de camino al metro, mientras desayuno absorta hundiendo las galletas en la taza de Nescafé,…) y luego brota abruptamente cuando sentada frente a la tablet le ofrezco la válvula de escape. El día del coloquio hablábamos de “vomitar” las palabras…
  3. Finalmente, me he dado cuenta de que por ahora soy amatxu de un hijo único. No tengo ojos más que para él, pero no me había preguntado si quería tener más hijos/as… Para mí, escribir es una actividad alejada del glamour, al menos en mi caso que “vomité” mi novela en una tableta sobre un cojín apoyado en una escayola. También tiene una parte de corrección, revisión y mejora infinitas que, a un carácter impaciente como el mío, se le hacen tan duras como atravesar el desierto de Atacama.

Sin embargo, a través de las reflexiones del otro día, me he hecho consciente de que escribir engancha. Te convierte en artista, en maga, en revolucionaria de conciencias, en emocionadora, en amiga, en cómplice de quien te lee. Y eso supone un subidón que, una vez que se experimenta, es difícil que te permita regresar a un mundo sin creación. Así que es muy probable que mi criatura no sea hija única, aunque no sé ni cuándo, ni cómo… llegará su hermanito/a.militancia-literatura-milos-presentacion-ytereirasdelospecesdecolores

Quiero acabar este post agradeciendo a las personas que leen y que viven aventuras a través de las historias que otras personas escriben y con las palabras que Mikel Alvira me dedicó en su novela “El silencio de las hayas”. Quienes escribimos somos “militantes de la palabra”. Eskerrik asko por compartir conmigo esta aventura literaria!

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