Cada vez estoy más convencida de que la autoestima, como aprecio y valoración saludable por nuestra persona, es uno de los elementos fundamentales para poder tener una existencia feliz. Ni más ni menos. No sé si hay algo peor que vivir en la piel de alguien que no te gusta o incluso que detestas.

El amor es una necesidad humana básica. Después de lo fisiológico, el amor en sus distintas expresiones (afecto, valoración, reconocimiento, cariño, pasión, etc.) es tan imprescindible para llevar una vida saludable y plena como el aire o el agua son en lo físico. Normalmente pensamos en el amor que otras personas sienten por nosotros/as, pero la base sobre la que se debe apoyar ese amor que viene de fuera es el amor que debemos experimentar por nuestra propia persona.

Esto de amarse a veces es considerado socialmente como un gesto de soberbia o egoísmo. Sin embargo, se trata de equidad. De igual manera que escucho a otras personas, tengo que escucharme a mí; igual que perdono a otras personas, tengo que perdonarme a mí; igual que atiendo a las necesidades y deseos de otras personas, tengo que atender las mías…

Pero ¿cómo podemos fortalecer el músculo de la autoestima?

Hay una parte de la autoestima que tiene que ver con la autoeficacia, con la confianza en ti, con la experiencia de ser competente para afrontar los desafíos básicos de la vida y ser digno/a de felicidad.

Nathaniel Branden menciona tres elementos sobre los que construir tu autoestima: producto, proceso e infraestructura.

  1. El producto tiene que ver con los logros, con los resultados positivos que obtenemos a través de nuestras acciones. Este elemento, sin embargo, presenta dos paradojas: por un lado, los resultados no siempre dependen de factores internos, son incontrolables. A pesar de que hayas puesto toda tu carne en el asador, nadie garantiza el logro. Por otro lado, los logros son efímeros. Cualquier cosa conseguida (una posición económica, un cargo, una pareja deslumbrante…) puede perderse. Si aposentamos nuestra autoestima en resultados, lo estamos haciendo en una balsa inestable.
  2. El proceso tiene que ver con el comportamiento. En este caso, la autoestima está ligada a una conducta ética, virtuosa, a la moralidad. Es posible tener éxito, pero aunque fracase, habré obrado con integridad. Los resultados van y vienen pero el ancla permanece. Esa intención está condicionada por factores internos, así que es más controlable que los logros externos, pero tampoco es totalmente infalible. Siempre habrá sombras que pueden hacer la zancadilla a nuestros esfuerzos por ser impecable.
  3. Finalmente, la infraestructura tiene que ver con la propia esencia del ser, independientemente de lo que obtenga e independientemente de lo que haga. Como ser humano o persona única soy valiosa. No hay absolutamente nada que pueda desvalorizar aquello que es esencialmente valioso. No es necesario hacer algo para tener valor. Esto es el amor incondicional, no hay condiciones, como seres humanos somos dignos de ser amados por otras personas y por nosotros/as mismos/as.

autoestima

Aquí os dejo una reflexión: ¿De qué fuente bebe tu dosis de autoestima?

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