No es difícil conocer personas que cuentan con una habilidad especial para identificar a personas proclives a sentirse culpables y que utilizan esa ventaja para manipularlas y conseguir lo que pretenden.
Se trata del chantaje emocional como fórmula para conseguir que las personas hagan lo que queremos. Y puede ocurrir que nosotros/as mismos/as hayamos recurrido a ello en alguna ocasión.
Normalmente, este tipo de comportamientos suele darse con personas cercanas (familia, pareja, amistades,…) pero también se produce en entornos laborales.
Hay frases recurrentes que suelen dejar en evidencia este tipo de tácticas: “yo nunca te trataría así”, “si no fuera por mi…”, “con todo lo que yo hago por ti…”, “te vas y me abandonas”,…
Frecuentemente, frente a este tipo de personas y situaciones, solemos optar por silenciar lo que realmente pensamos y nos resulta difícil expresar cómo nos sentimos por miedo a su reacción, porque pueden tergiversar nuestras palabras, etc. Profundamente, lo que suele actuar es el miedo a perder el vínculo afectivo.
Sin embargo, el hecho de no actuar con sinceridad y autenticidad, acaba produciendo un malestar y una acumulación de ira y resentimiento para con esas personas que nos terminan alejando de ellas.
¿Cómo podemos rechazar a quienes trafican con la culpa? El primer paso es ser conscientes del chantaje y asumir que se trata de un juego al que juega la otra persona, en el que puedes elegir no participar.
También es oportuno empezar a poner límites con amor y educación, aceptando que a veces cuando decimos NO, hay personas que pueden decidir enfadarse, pero que esa emoción tiene que ver con ellas, no contigo.
Si para que otras personas sean felices, tú debes estar mal, no estamos en una relación sana y nutritiva. Por lo tanto, es necesario tratar de enseñar con asertividad a las personas que tratan de manipularte con la culpa que las quieres y a la vez que puedes aceptar las frustraciones que les pueda provocar tu comportamiento.
Si este tipo de pedagogía no surte efecto, se puede mantener una conversación clarificadora en la que exponer que ese comportamiento no te gusta y que, si se mantiene esa actitud, no harás caso o te alejarás.
En términos generales, se trata de crear una relación más sincera y auténtica, ofreciendo a la otra persona que exprese lo que realmente siente, sin hacerte sentir mal para obligarte a hacer lo que no deseas.
Es necesario que ambas personas recuperen su independencia y derecho a elegir con libertad. Para poder llegar a acuerdos, se puede negociar, plantear alternativas que cubran las necesidades de ambas partes, etc.
En todo caso, por decir NO a alguien, no lo querremos menos, sino que es una forma de respetar los límites, emociones y necesidades tuyas y de la otra persona. No es sinónimo de egoísmo, sino una forma de actuar desde la libertad y también desde el amor.
“La culpa es una reacción emocional aprendida que solo puede ser usada si la víctima le muestra al explotador que es vulnerable a ella” (Dyer, 2010)
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Eskerrik asko! ¡Gracias por tu visita!
Complicadas dinámicas dignas de un profundo y serio análisis. Tanto «manipulador’ como «víctima» obtienen su beneficio. Saludos,
Así es, Patricia. Gracias por tu aportación, que comparto. Un saludo.